Cocinar proporciona a los niños una serie de aprendizajes significativos. En primer lugar, contribuye a la interiorización de conceptos matemáticos al asociar números con la cantidad de ingredientes necesarios para preparar una receta. A través de este proceso, los niños aprenden sobre proporciones y desarrollan habilidades de conteo. Además, la actividad culinaria ayuda a los pequeños a comprender el concepto de tiempo, ya que experimentan y aprenden sobre el tiempo de preparación de los alimentos.
Otro beneficio destacado es el estímulo a la creatividad. La cocina se convierte en un espacio para experimentar y decorar, fomentando así la expresión artística y el pensamiento innovador. Al mismo tiempo, se promueve la responsabilidad, ya que los niños, al conocer los ingredientes y procesos culinarios, pueden identificar lo que es saludable y lo que no es beneficioso para su organismo.
La participación en la cocina también amplía el vocabulario de los niños, quienes adquieren nuevas palabras al describir la textura y el sabor de los alimentos. Además, esta actividad fomenta habilidades que son esenciales para la planificación y la finalización de proyectos, proporcionando una base para el desarrollo de habilidades organizativas.
En el marco de la semana de educación parvularia, queremos compartir la experiencia vivida el pasado jueves 23 de noviembre, cuando los estudiantes de kínder A y B participaron con alegría y entusiasmo en la preparación de unas exquisitas cocadas.